Cuidarse a una misma para poder cuidar a alguien más. Apoyo holístico

Según la Organización Internacional del Trabajo, a nivel mundial, las mujeres realizan el 76% del trabajo no remunerado de cuidados, lo que afecta también al número de horas disponibles de las mujeres para trabajar en el mercado laboral que incide sobre sus ingresos y sus condiciones de trabajo.

Este escenario nos permite percatarnos del enorme desgaste físico, emocional y mental extra que tienen las mujeres y la importancia de hablar de ello.

Seguramente tú como yo, te habrás dado cuenta que cuando una mujer se enferma –hayas sido tú misma, tu mamá, tu esposa, tu hermana- las casas tienden a colapsar y si además agregamos a esta ecuación el factor tiempo, es decir si la enfermedad es crónica y/o degenerativa, las cosas se ponen peores. Tener una mujer enferma complica la existencia de todxs, pero si es así ¿Por qué no las -nos- cuidamos?

La idea de este blog es hablar particularmente de los cuidados que debemos de tener quienes asumimos estas dobles o triples jornadas, las mujeres.  Sí, leíste bien, triple jornada porque ¿Qué pasa cuando  además del trabajo remunerado y no remunerado en casa, se suma el trabajo de cuidar a alguien enfermo? ¿Qué pasa cuando nuevamente te vuelves invisible porque todo gira alrededor de otrxs? ¿Está bien sentirse agotada o es egoísta?

Un diagnóstico de alguna enfermedad con un alto índice de mortalidad y/o degenerativa supone fuertes repercusiones psicológicas para quienes han sido diagnosticados, pero también para quien asumirá el trabajo de cuidado. Esta situación a veces cuesta trabajo verla ya que muchas personas que cuidan a personas enfermas dejan a un lado sus propias necesidades y sentimientos para enfocarse en el/la paciente. A veces se olvidan de una antigua máxima que dice que «una no puedo dar lo que no tiene». Así que si estás pasando por una situación de enfermedad de alguien cercano/a, lo primero que debes entender es que debes de quererte mucho y cuidarte mucho para poder estar para lxs demás.

El bienestar de quienes cuidan y acompañan es muy importante. Este tipo de trabajo puede producir desequilibrios tanto a nivel físico, como emocional, mental y espiritual. Y aquí quiero hablar de una máxima muy importante  “Si tú no te cuidas, no podrá cuidar a otros”. Es importante que quien realiza las tareas de cuidado, también se atiendan y vea por su bienestar, que tenga tiempo para recargar la mente y el espíritu ya que esto puede ayudar a cuidar mejor del paciente.

  • Cuida tu salud. No olvides tomar tus propias medicinas, hacer tus revisiones médicas, comer bien, hacer ejercicio.
  • Descansa lo suficiente. Y aquí es inevitable no hablar de la contribución de los hombres al trabajo de cuidados no remunerado, ya que es un gran e importante paso. Para tener el tiempo suficiente, necesitamos que alguien cuide CON nosotras.
  • Tiempo para relajación. Tómate por lo menos de 15 a 30 minutos cada día para hacer algo para ti. Por ejemplo, date tiempo para tomar una siesta, para hacer ejercicio, para trabajar en el jardín, para un pasatiempo, ver la televisión o una película. Haz ejercicios moderados, como estiramientos,  yoga, respiraciones profundas o simplemente siéntate sin moverte por un minuto.
  • No descuides tu vida personal. Busca formas fáciles de comunicarte con tus amistades y/o pareja.
  • Mantén la rutina. Si puedes, trate de seguir haciendo algunas de las actividades acostumbradas.  Es posible que tengas que hacer las cosas a otra hora del día o con menos tiempo del que dispones normalmente, pero sigue haciéndolas.
  • Pide ayuda. Pide ayuda para tener ratos grandes de tiempo sin cosas por hacer. Busca lo que otras personas pueden hacer o arreglar por ti, como citas médicas o mandados.
  • Entiende tus sentimientos. Es importante tener un escape para tus propios pensamientos y sentimientos. Piense en algo que pueda animarte.  Aquí un psicólogo/a puede ser un importante apoyo pero también algunas investigaciones muestran que escribir o llevar un diario puede ayudar a aliviar los pensamientos y sentimientos negativos lo que a su vez podría en realidad ayudar a mejorar tu propia salud.
  • Comparte tus sentimientos. Puedes ir a terapia o simplemente compartir con amistades y/o seres queridos cómo te vas sintiendo. Reconocer que estás  triste o te sientes atrapada, cansada o desesperada no te hace una mala persona.
  • Aprende más sobre la enfermedad. Algunas veces entender la situación médica del paciente puede hacerte sentir con más confianza y en control.
  • Busca lo positivo. Puede ser difícil encontrar momentos positivos cuando te ocupas en cuidar a un paciente. Puede ser también difícil adaptarte a tu nueva función de cuidadora. Quienes cuidan a pacientes dicen que buscar las cosas buenas de la vida y sentir la gratitud les ayuda a sentirse mejor. Debes saber que a pesar de la enfermedad, está bien reírse. De hecho, es saludable. La risa libera la tensión y te hará sentir mejor. Mantener el sentido del humor en tiempos difíciles es un buen mecanismo para enfrentar los problemas.
  • Gratitud: Puede ser que sientas gratitud por poder estar al lado de tu ser querido. Tal vez te hace feliz el poder hacer algo positivo y darte en una forma que no sabía que podías hacer. Algunas personas que cuidan a pacientes sienten que les han dado la oportunidad de forjar o de fortalecer una relación. Esto no significa que cuidar a un/a paciente sea fácil o sin tensiones.  Pero buscar un sentido al cuidar a alguien puede hacer que resulte más fácil hacerlo.

Y si tú no eres quien cuida, puedes siempre apoyar dándole tiempo al cuidador/cuidadora. Tomar consciencia del trabajo no remunerado que recae en la mayoría de las mujeres es un primer paso, como amigas, primas, hermanas podemos aportar mucho pero la contribución de los hombres al trabajo de cuidados no remunerado es urgente y necesario. Seguir algunos consejos de esta lista también puede ser de utilidad para ti.

*Esta estrada está escrita con inmenso amor y reconocimiento a todas mis amigas que en este momento de su vida, se encuentran cuidando a sus madres o padres enfermos, y para aquellas que han cuidado a su descendencia con tanta dignidad y amor propio.

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